domingo, 31 de mayo de 2020

Tener fe en el poder de la oración


Son vacías y endebles las palabras y las obras cuando es endeble la vida interior; que somos espíritu, no solo carne. ¡Y pensar que el Omnipotente, "manso y amoroso", espera siempre a la puerta que solo puedo abrir yo desde dentro! (P.M.)

sábado, 30 de mayo de 2020

El rejuvenecer del Águila. Por el P. Manolo

En esta mi bendita “clausura” del confinamiento, me trae el corazón a la memoria, junto a una multitud de gracias y gozos, alguna que otra adversidad del pasado. Y, meditando el famoso encuentro de los dos de Emaús con el “forastero” desconocido, tras el reproche - “necios y torpes para creer lo que dijeron los profetas”-, un interrogante me deja paralizado: “¿No era necesario que el Mesías padeciera esto…?”. ¿Necesario?
¡Cuánta luz de repente, Dios mío! ¿El cúmulo de sufrimientos devastadores (la traición, el proceso injusto, la tortura, la cruz -pena capital reservada a los esclavos-…) era necesario? De las minucias mías ya ni hablaremos, claro, pues caigo en la cuenta ahora de la naturalidad con que he vivido yo aquellas penillas mías del pasado. Y la explicación es clara, ¡el Águila!: “Os he llevado sobre alas de águila y os he traído a mí”.  Todo lo vivido no tenía otra finalidad que esa: “traerte a mí”, ¡la unión con Dios!
Y ahora el Águila se ha posado en alta montaña. Dicen que el águila dedica un tiempo a renovar su juventud, y lo hace en alta montaña. Toca, pues, aquí, rejuvenecer y ordenar el pensamiento. Inevitablemente, no cesa uno de mirar la devastación que el bichito ha provocado en pocos meses en nuestro mundo. Pienso en el mundo, pienso en el “Viejo Continente”, pienso en nuestra patria herida y probada en su misma entraña…
Todo me recuerda un famoso sermón de San Agustín del año 410. Cundía el pánico y la desazón entre su gente ante la noticia estremecedora de la caída del Imperio, un acontecimiento que “hizo temblar a los espíritus más fuertes del paganismo y de la cristiandad”. Aquel mundo antiguo moría de viejo. Se lo dice Agustín a sus fieles: “El mundo perece, el mundo envejece, el mundo se viene abajo y respira con dificultad a causa de su vejez: tos, pituita, oftalmia, congojas, fatiga (en su latín original esos males suenan más simpáticos). ¡Por necesidad, dice, tenían que multiplicarse los achaques!”.
(Años más tarde, Agustín llorará lágrimas amargas en su lecho de muerte sintiendo a las puertas de Hipona el asedio y la barbarie). Ahora le tocaba al Pastor alentar al rebaño: ¿Cómo afrontar aquella “vejez” que se les venía encima? Y responde con el salmo: “No temas; tu juventud se renovará como la del águila”. Roma no perece si no perecen los romanos. La tribulación será para nosotros lo que nosotros decidamos. Es fuego la tribulación, una prueba. Si somos oro, nos purificará; si somos paja, nos hará cenizas.
Le nace entonces a Agustín -el “águila de Hipona”- la idea de su gigantesca obra, la “Ciudad de Dios”: “Los hombres se definen por sus amores. Y lo mismo las sociedades”. Dos amores han hecho dos ciudades: el amor a Dios hasta el olvido de sí mismos, y el amor a sí mismos y al mundo, hasta el olvido y el desprecio de Dios. “Vea cada uno lo que ama, y descubrirá de dónde es ciudadano”.  Y, para demostrar a qué cuidad pertenecían sus fieles, ante la llegada de prófugos huidos de Italia, les suplica el obispo: “Compadeceos de los que padecen, recibid a los flacos, que abunde vuestra hospitalidad y se multipliquen vuestras buenas obras”. Buen ejemplo, solidaridad, servicio, amistad, vecindad, atención al que sufre, justicia, amor a todos…
¿Serán estas las virtudes de nuestra “ciudadanía”? ¿Qué dice y decide nuestro mundo? ¿Qué decidimos nosotros?  ¿Rejuveneceremos?

“Agustino de clausura” Por el P. Manolo

Es un “empleo” que tuve en alguna rara ocasión, obligado por uno de mis posoperatorios, pero entonces con dolores, sacrificado, y no de muy buena gana. Esta vez, en cambio, me ha llegado “el oficio” (así llamamos los frailes el destino que nos da el superior) indoloro, fecundo, luminoso, providencial.
Este tremendo bicho que se ha llevado la vida de tantos, no ha cesado de contagiar a muchos y ha metido a todos en casa, a mí, con lo de la “edad de riesgo”, me ha ofrecido la clausura. Soy, desde primeros de marzo, un “agustino de clausura”. La habitación es mi “celda”; la azotea, mi calle para pasear y tomar el sol; el oratorio, mi iglesia (¡qué bien se está!); el refectorio, el tiempo de la fraternidad. Porque los otros dos agustinos siguen siendo “de vida activa”, un poco menos, pero activa.
Y la cosa va en serio. Ahora valoro como nunca a las hermanas y hermanos, sobre todo hermanas, que viven en clausura. Horas de silencio. Horas largas de contemplación. Horas para descubrir ese tesoro que enamoró a San Agustín, la interioridad. Comprendo a este grande cuando escribió: “¿qué es mi corazón sino un corazón humano?”. Es que está todo ahí, en el corazón. Y están ahí todos los demás, presentes como nunca. Tengo dentro de mí eso que llaman “microcosmos”. Experimento que mi horizonte, al renunciar a los tratos inmediatos, en vez de acortarse, se alarga y, desde aquí, “se trata” profundamente con la humanidad entera; se piensa en el mundo, en sus problemas y sus miserias. Solo un mínimo de noticias para saber lo que pasa, pero sin entrar en enredos, ni polémicas, ni discusiones estériles. Los salmos se rezan de otra manera. Está llenos de luz. Habla Dios con una fuerza y una penetración de los problemas humanos que sobrecoge. ¡Dios, Dios, Dios! Nadie nos entiende como Él.
Solo tres ejemplos, de los últimos tres días.
1.- Día 18.  Creer en el amor de los demás. ¿El amor de los demás? Pienso lógicamente en el lío que se traen los políticos, sobre todo quienes ni de lejos piensan del amor lo que yo pienso. Le pido luz al Espíritu Santo, que en esta clausura “habla por los codos”, y mira lo que me dice: Si salimos todos de las manos del Creador ¿puedo yo dudar que esté sembrada en los corazones de los demás, como en el mío, su Bondad? Llegará el día de la cosecha. Ahora toca "cuidar el trigo y no perder la paz por la cizaña".

2.- Día 19. Salir de nosotros mismos para encontrarnos con hermanos. ¿Con hermanos? ¿No es ingenuo seguir pensando eso tan “bonito” de la fraternidad universal? ¿Yo, hermano de quiénes? Y me veo, y nos veo, atrapados en la visión miope de nuestras pobrísimas relaciones. ¿Me desprenderé yo de esa trampa? ¿Qué dice Dios? Y responde: ¡Cuánto "cordón umbilical" tendrás aún que "perder para ganar" la libertad de los hijos de Dios, y ver hermanos donde el "yo" dichoso se empeña en ver enemigos! Dos alas para volar, amor a Dios y amor al prójimo. Lo demás es todo relativo.

3.- Día 20. Descubrir detrás de cada circunstancia la mirada de Dios. Esto de la mirada de Dios me conmueve profundamente. Soy yo, pero somos todos. Dios nos mira a todos. ¡Ojalá no olvidara yo nunca esa mirada! Infelizmente puedo desinteresarme, incluso "jugar" a esconderme. Es inútil. Dios habita con nosotros, y espera pacientemente cruzar su mirada con la mía. ¿Hay mayor fuerza y mayor dignidad? (PM)


Dejarnos guiar siempre por la justicia y la verdad


Esa es la luz que el Creador ha puesto en nuestras conciencias para conducirnos al Bien. Será una "autoescuela" que durará toda la vida. Porque la "soberbia del corazón" podrá siempre convertirnos en "ciegos y guías de ciegos". (P.M.)

jueves, 28 de mayo de 2020

Llevar por doquier semillas de esperanza


Con los pies en la tierra y el cielo de horizonte, son los nuestros, tiempos de labranza. Que el Labrador ponga en nuestro zurrón cada mañana el grano de su Bondad. ¡Y a sembrar!  Que eso es lo que espera el campo. (P.M.)

martes, 26 de mayo de 2020

Acoger con alegría la Palabra de Dios en nuestro corazón


¡De cuántas sequedades nos veríamos libres si bebiéramos más de esa fuente! ¡Cuántas heridas se curarían si atendiéramos a ese Médico! Él está siempre conectado. Soy yo quien desconecto. ¿Y me extrañaré de que llegue la tristeza? (P.M.)

domingo, 24 de mayo de 2020

Vivir con sencillez el amor al prójimo


Nos degradamos cuando, para relacionarnos, tenemos que acudir al artificio o, peor aún, a la doblez. Si nuestras relaciones son sufridas, sea porque somos sencillos, auténticos y libres, nunca por ser falsos y dependientes. (P.M.)

sábado, 23 de mayo de 2020

Liberarnos de todo juicio negativo


No es realista juzgar nuestros males quedándonos en la crítica, la ansiedad y la queja, sin mirar más allá. A quien se empeñe en decir que el prado es negro por ser de noche, ya le dirá el Día que el prado sigue siendo verde. Gracias a Dios. (P.M.)

viernes, 22 de mayo de 2020

Hacer que crezca el amor entre todos

Empezando por los más débiles. Sin dudar. Que no es pretensión nuestra; es el sueño de Dios. Y Él es el Amor. Y el Amor, si le dejamos habitar en nosotros, es "fuego que consume" como hojarasca la mentira y "deja en pie solo la Verdad". (P.M.)

jueves, 21 de mayo de 2020

Caminemos a la luz de la Palabra

La Suya, la Palabra de Dios, antes que la de tantos otros "maestros" que desvían y confunden. Que sea Él quien ilumine esta noche que vivimos, que ponga la Vida y el fuego en nuestros corazones, la pureza de servir en nuestras manos... (P.M.)

miércoles, 20 de mayo de 2020

Descubrir detrás de cada circunstancia la mirada de Dios


¡Ojalá no olvidara yo nunca esa mirada! Infelizmente puedo desinteresarme, incluso "jugar" a esconderme. Es inútil. Dios habita con nosotros, y espera pacientemente cruzar su mirada con la mía. ¿Hay mayor fuerza y mayor dignidad? (P.M.)

martes, 19 de mayo de 2020

Salir de nosotros mismos para encontrarnos con hermanos


¡Cuánto "cordón umbilical" tendré aún que "perder para ganar" la libertad de los hijos de Dios, y ver hermanos donde el "yo" dichoso se empeña en ver enemigos! Dos alas para volar, amor a Dios y amor al prójimo. Lo demás es todo relativo. (P.M.)

domingo, 17 de mayo de 2020

16.5 Vislumbrar en cada hermano la presencia de Dios

Cuando miramos al prójimo, son mis ojos responsables de lo que veo, no los ojos de los demás, por muy "autorizados" que sean. Y, como "el color del cristal con que se mira" está en el corazón, procuro tenerlo limpio para poder "ver a Dios". (P.M.)

La Palabra de Dios vivida nos reconforta en las adversidades


Quien recibió nuestra ayuda entrañable, se sintió aliviado en su dolor, amado y escuchado profundamente, ya intuyó que hablábamos la lengua de Dios. Ninguna otra Palabra nos unirá tan íntimamente y nos devolverá la Vida. (P.M.)

jueves, 14 de mayo de 2020

Construir relaciones positivas con todos


Vamos a ser prácticos. Una vez más hemos entendido que no somos dioses, que hay un solo Creador y Padre, que necesitamos hoy dirigimos a Él en una súplica común. Somos Familia. Y nos salvamos solo mirando al bien de todos. (P.M.)

miércoles, 13 de mayo de 2020

Liberarnos de nuestros apegos


Es natural que se nos peguen personas y cosas: ¿no son ramas y flores y frutos de nuestro árbol? Ya se encarga la Providencia de podar para que la vida siga. Y, "desprendidos", alegraremos al Agricultor, "que nos libra porque nos ama". (P.M.)

martes, 12 de mayo de 2020

Mantener vivo el amor entre nosotros

Si esa Llama de amor mutuo prendió en "nuestra casa" enseñándonos otra Vida, el fuego se apaga si no se alimenta. Con cuidado y con sacrificios. ¡Y hay tantos corazones fríos en nuestro mundo esperando ese "calor de vida"! (P.M.)

lunes, 11 de mayo de 2020

Creer en la fuerza de la Palabra de Dios


El problema no es saber que está Dios con nosotros (basta recordar que no soy yo mi propio Origen), o que su Voz sea demasiado débil. El problema son mis ruidos y distracciones. Necesitaré, eso sí, más silencio y "atención a lo interior". (P.M.)

domingo, 10 de mayo de 2020

El amor recíproco nos hace fuertes


Porque nos devuelve gozosamente a nuestro espacio vital: es así, abiertos, amigos, servidores, como nuestra humanidad se perfecciona y progresa. Pero -¡atención!- es un amor que yo no puedo exigir, solo ofrecer y contagiar. Esa es su verdad. (P.M.)

viernes, 8 de mayo de 2020

Desear el bien del otro


Siempre. El bien para todos. Incluso para los que hacen el mal. Solo cabe desearles un "daño": el de la luz en los ojos, para que vean el Verdadero Bien y se sumen a practicarlo. Así hace Dios con nosotros. Todo es GRACIA suya. (P.M.)

jueves, 7 de mayo de 2020

Decir Sí a la Paz: Ayudemos a construir un mundo de paz

Nos enrolamos, sí, en esta movilización por un MUNDO UNIDO: el amor que infunde el Espíritu en los corazones "luchará" para que la familia, la sociedad. las instituciones... no sean un cuerpo sin alma, una casa construida sobre arena. (P.M.)

miércoles, 6 de mayo de 2020

Llevar la paz a nuestra sociedad: atendamos a los más necesitados


Soy ciudadano de un MUNDO UNIDO cuando llevo una vida sobria y honesta, y me considero "administrador" (dueño absoluto es solo Dios) de mis bienes, consciente siempre de que lo superfluo mío puede ser a otros necesario. (P.M.)

martes, 5 de mayo de 2020

Llevar la paz al medio ambiente: hacerlo con gestos concretos

Porque es de todos la Casa que habitamos y es el planeta entero nuestra patria, pensar un MUNDO UNIDO es sentirnos responsables del suelo que pisamos, del aire que respiramos, del modo de "comprar, poseer y consumir"... (P.M.)

lunes, 4 de mayo de 2020

Promover la paz donde nos encontremos: acojamos a cada uno con sus diferencias


En el proyecto de un MUNDO UNIDO hay un solo "Maestro de obra", silencioso. No le interesa saber quién es "el más listo" de nosotros, sino quiénes trabajan con humildad y "la fe del corazón" en una Causa que es de todos, sin exclusiones. (P.M.)

domingo, 3 de mayo de 2020

Sellar la paz con mi prójimo: la paz nos hace hermanos

Como una madre encinta que grita por dar a luz, una juventud sana, harta de guerras y división, sueña hoy con un MUNDO UNIDO, y moviliza los corazones. Porque es ahí donde el "Enemigo" siembra el odio y los resentimientos. (P.M.)

sábado, 2 de mayo de 2020

Hacer las paces en la propia familia: hoy, un acto de amor


Por ser la familia "la obra maestra del amor", ahí es donde el Creador enseña los primeros "ejercicios" de gimnasia; que el amor tiene su "musculatura", y estar cómodos en casa puede paralizarnos en la costumbre y los egoísmos. (P.M.)

viernes, 1 de mayo de 2020

Hacer las paces conmigo mismo: la fraternidad universal empieza por mí

Este "hijo de Dios" que soy tendrá que librar muchas batallas en un mundo tan contradictorio, pero no las ganará sin estar en paz dentro; que todo lo bueno se aprende en casa. ¿Y no tenemos en casa una Madre que es "Reina de la paz"? (P.M.)