Reconocer la presencia de Dios en las acciones cotidianas
Ni es casualidad, ni buena o mala suerte. Es "su forma de Ser". Alivia, fortalece, sorprende, corrige..., incluso "hiere" cuando su "Medicina" lo exige, pero se encarga Él mismo de "vendar la herida". Está siempre. "No lo veo, pero está". (P.M.)
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