jueves, 30 de enero de 2020

Dar gracias a Dios por sus dones


El primero de ellos, la vida. Pongo la mano en el corazón ahora mismo y me digo: ¡Vivo, existo! ¿Gracias a Quién? ¿Por qué? ¿Y podría no existir, ni haber existido? Es un pensamiento luminoso que nos devuelve la sensatez y la gratitud. (P.M.)

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