Saber escuchar para asumir las necesidades de los demás
No se va a la fuente con un cántaro lleno, sino vacío. Es inútil escuchar al prójimo con la mente llena de "respuestas" y el corazón duro. ¡No! Dios escucha "inclinando su oído hacia mí". Sabe amar solo quien sabe abajarse. (P.M.)
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