martes, 24 de julio de 2018

Escuchar al otro sin reservas


Sí, porque no escuchamos ideas y palabras; escuchamos rostros,  sentimientos, un corazón, una persona. Y a quien nos ofrece el licor de su casa, no le presentamos un vaso lleno, sino limpio, vacío. Eso es un corazón atento. Escuchar así es un modo dignísimo del amor. (P.M.)

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