¡La humildad! Es la virtud que me da alas y me devuelve las ganas de vivir. No estar contento de mi vuelo es hacer pesada mi vida y la de los demás. Soy obra de Dios. "Él me da piernas de gacela y me hace caminar por las alturas". (P.M.)
sábado, 31 de octubre de 2020
jueves, 29 de octubre de 2020
Acerquémonos a cada prójimo para acogerlo
¿Verdad que el corazón -no los pies- se aleja o se acerca a los demás según "hablen" nuestros sentimientos? Mejor, por eso, que "hable" siempre dentro de nosotros Él, el Amor, que da consistencia al corazón, y sabe ser humilde y oportuno. (P.M.)
Poner de relieve las capacidades de los demás
¡Mala señal cuando somos remisos en reconocer las cualidades de alguien! ¿No es el bien y la verdad lo que buscamos? ¿No es sumar y multiplicar, sin exclusiones, lo que construye la Familia? Dios nos ve y nos pedirá cuentas. (P.M.)
martes, 27 de octubre de 2020
Superar nuestro egoísmo
Para ser feliz, como Dios me quiere y los demás se esperan de mí; para iluminar -"hijo de la luz"- la vida. El apego morboso a mí mismo y a mis cosas solo engorda el "ego" que todo lo oscurece. Ese no es mi "mejor yo". (P.M.)
lunes, 26 de octubre de 2020
Ser portadores de alegría
Bajar, para ello, al fondo del corazón, que es ahí donde la fuente está "escondida": Es Él, el único capaz de "irrigar" nuestra vida con "la esperanza que no engaña". Su compañía es gozo que contagiamos. Porque el Amor une. (P.M.)
domingo, 25 de octubre de 2020
Apuntar a lo esencial
No tenemos dos vidas, esta y otra para mejorar. Por eso, es mejor no perdernos en cavilaciones y aprovechar cada instante. Todo lo que no sea amar a Dios y al prójimo haciendo bien lo que nos corresponde, es pérdida de tiempo. (P.M.)
sábado, 24 de octubre de 2020
Sentir como propia la vida de los hermanos
¡Qué ejemplos nos ofrecen incluso niños cuidando, en ausencia de los padres, de sus hermanos más pequeños! Es la voz de la sangre. ¡Y pensar que el Padre de los Cielos ha infundido así su "sangre" en nuestros corazones! (P.M.)
viernes, 23 de octubre de 2020
Construir relaciones de solidaridad
Porque "nos necesitamos y nos debemos los unos a los otros". Si el corazón se mantiene despierto, nuestra "pertenencia de hermanos" encontrará siempre el modo de curar, consolar, acompañar... ¡Que nadie se sienta solo! (P.M.)
miércoles, 21 de octubre de 2020
Saber aceptar las disculpas del prójimo
¿Incluso adivinarlas? Dice una madre que "a los hijos les cuesta dar el paso y pedir perdón, aunque estén desando hacerlo. Entonces, con una carantoña les digo: ¡que sí, que te perdono! Y los desarmo. Se ríen y me dan un abrazo". (P.M.)
lunes, 19 de octubre de 2020
Valorar a los demás
En un clima de crispación social, es difícil no seguir la corriente. Confesar, en cambio, que "cada persona humana ha sido elevada al corazón mismo de Dios" es gracia para valientes, que enciende el amor y enseña el camino de la verdad. (P.M.)
Ensanchar el corazón para que nuestro amor crezca
Crecer dentro, crecer por dentro, es el resumen de todos nuestros "deberes" en esta vida; emplearnos, trabajarnos, que no hay "oficio" más rentable ni faena más productiva que el amor. Pero el amor, como todo, exige "ejercicio". (P.M.)
domingo, 18 de octubre de 2020
Ser agradecidos con Dios por sus dones
Infelizmente, tardamos menos en quejarnos cuando nos faltan las cosas que en dar gracias cuando las tenemos. Somos así de mezquinos. La gratitud, en cambio, mantiene despierto el amor humilde. Todo es gracia; nada nos es debido. (P.M.)
sábado, 17 de octubre de 2020
Consolar a quien está pasando una prueba
Corrige el Padre al hijo, y la Madre, que lo sufre, alivia la corrección con el silencio y la ternura. Pero no ahorra al hijo el "dolor de la verdad" y la hora de la madurez. ¿No será esa nuestra función mutua cuando nos vemos "probados"? (P.M.)
viernes, 16 de octubre de 2020
Procurar que el otro se sienta a gusto
No quiere decir que siempre lo consigamos, pero es indudable que "un corazón manso y humilde" ofrecerá el espacio más eficaz, más "descansado", donde se puede decir y escuchar todo. Sin fingimientos. La bondad es luz. (P.M.)
jueves, 15 de octubre de 2020
Demos ánimos y esperanza a quien atraviesa momentos de dificultad
Somos todos vulnerables. Gracias a Dios, no al mismo tiempo ni de la misma manera. Humildad es ayudar y dejarse ayudar. ¡Cuánto, como dice la doctora castellana, "es menester hacerse espaldas unos a otros para ir adelante"! (P.M.)
miércoles, 14 de octubre de 2020
Acoger con respeto toda diversidad
Convertir nuestras diversidades no en una guerra sino en una riqueza, exige no solo amar la verdad sino también el Amor. Y el amor es humilde y respetuoso, sabe mantener con tenacidad "convicciones claras" sin ansiedad y sin soberbia. (P.M.)
martes, 13 de octubre de 2020
Valorar las cualidades del prójimo
Si juicios y antipatías oscurecen el corazón y dificultan la convivencia, la humildad se esfuerza por encontrar siempre alguna cualidad en el otro (¡imagen de Dios!). La virtud consigue así arrastrar al corazón, que se ilumina y ama. (P.M.)
domingo, 11 de octubre de 2020
Responder al amor de Dios haciendo su voluntad
sábado, 10 de octubre de 2020
Acogernos mutuamente
Cuando sanamos cada día nuestra convivencia en una donación constante y concreta, con afabilidad y ternura y buenos modales, estamos construyendo la casa común de la familia humana y de la creación. Y ese es nuestro horizonte. (P.M.)
viernes, 9 de octubre de 2020
Reconocer el valor del otro
La humildad nos hace sociables, como la soberbia, insociables y ciegos. "Hermanos todos", somos piezas únicas, indispensables. Pensar en los demás, y no solo en mí mismo, es infundir a este mundo "claridad de corazón". (P.M.)
martes, 6 de octubre de 2020
5.10.2020 Recomponer las relaciones
Buscar el bien común
Como en una familia. "Se ilumina el rostro de Dios sobre nosotros" cuando Él ve que nos lo repartimos todo "como buenos hermanos". Y los frutos de Su Presencia son sensibles: la alegría profunda, la madurez, la paz interior... (P.M.)
domingo, 4 de octubre de 2020
Cádiz 4 de octubre de 2020. "Entre Agustín y Francisco Letrillas" Por el P. Manolo Morales
Nos pasaron el
aviso
los señores del
Gobierno:
“Está todo
decidido
con diálogo y
consenso;
vamos a hacer de
su casa
el mejor de los
museos;
la ciudad lo
necesita,
son obras para
el recuerdo”.
Nosotros muy
obedientes,
fieles a nuestro
silencio,
le pedimos a Agustín,
el Fundador del
convento,
que nos buscara
una casa
que no estuviera
muy lejos.
Agustín cogió la
calle,
y fue subiendo,
subiendo,
hasta dar con un
portón
que tiene
escrito un letrero:
“Tú eres, Señor,
el Bien,
todo Bien, el
Bien supremo”.
“¡Ya está!, se dijo
Agustín:
¡Este es un compañero,
por cierto, muy
buen muchacho!
se apellida “Il
Poverello”.
“¡Fantástico! exclamó:
el asunto está
resuelto.
Se recuerda
entre nosotros
-conversaciones
de cielo-
un abrazo que
fue célebre
entre Francesco
y Domenico.
¡Pues va a ser
hoy más famoso
este abrazo más
moderno!”
“Toca el
timbre”, dice al niño,
(… no sé si es
aquel del puerto,
el que intentaba
meter
el mar en un
agujero).
Se abre el
portón y aparece
un jardín verde
de helechos,
pinos, cipreses,
palmeras…
“¡Es como en el
Paraíso
en las horas del
paseo!”.
***
Jesús, Antonio,
Teodoro,
Julián y los que
se fueron,
(que aquí viven
muchos frailes
en su historial
sempiterno)
salen con Frate
Francisco
que se personó
al momento,
-porque él es
guardián hermano,
vive aquí como
uno de ellos-.
Y estos
bienaventurados
como leen el
pensamiento,
no necesitan
hablar.
Abraza a Agustín
Francesco
y, con gesto cariñoso,
bendice al niño
diciendo:
“Agustín, que no
hay problema:
hemos venido a
tu encuentro
para decírtelo
ya:
aquellas cinco
ventanas
son las de
vuestro aposento.
Trae a tus
frailes aquí.
Agustín, mira:
allí dentro,
justo enfrente
de nosotros,
caben tres.
¿Estás contento?”
- “Gracias”,
repuso Agustín.
Pero se queda en
suspenso,
y, sin quitar la
mirada
a lo alto y
hacia el centro…
“¿Quién esa gran
señora
de ese porte tan
esbelto?”
pregunta
Agustín. “¿Quién es?”
Y responden,
sonrientes,
los cuatro frailes
a un tiempo:
“Es nuestra
Hermana Palmera”.
- “¿Cuántos años
tiene ya?”
pregunta Agustín
muy serio.
Y Francisco, complaciente:
“Ya te
olvidaste, Agustín,
que en este
bendito suelo
preguntar a las
señoras
el año de
nacimiento
no está bien
visto? - “Pues claro”,
dice Agustín. “Ya
lo entiendo.
Su expresión es
tan grandiosa
que va más allá
del tiempo.
Ella dice sin
palabras
lo que enseñabas,
Francesco:
Que el Gran Amor
no es amado
y por eso apunta al cielo;
la palmera es nuestra ansia
de Amor Imperecedero.
Nos has hecho
para Ti,
y el corazón
vive inquieto.
¿Y las cuatro
ramas verdes
que se mecen con
el viento
allá arriba?
¿Sois vosotros,
los cuatro de
este convento?
.... “Paz y Bien”,
dice Francisco.
Y los cinco
sonrieron.
Y en este aire
de fiesta,
de entendimiento
fraterno,
rezaron juntos
los siete
(El niño estaba
en el medio;
No era el de la
concha, no
era Jesús, el
Maestro,
en forma de
adolecente,
que goza cuando
Francesco
instaura fraternidad).
Y tras un breve silencio:
“Tú eres, Señor,
el Bien,
todo Bien, el
Bien supremo”.
Gracias
3.10.2020 Estar al servicio de los hermanos
Amar al prójimo hasta olvidarse de uno mismo
Los "dolores de cabeza" que costamos a nuestros padres enseñan que el amor no es solo un hermoso sentimiento sino también sacrificio y abnegación. El trigo es espiga porque fue antes grano: ¡las pequeñas "muertes" cotidianas! (P.M.)