Que la Palabra sea la luz de mi camino (Cf. Sal 119,105)
Porque esa Palabra es la Verdad en persona, el Amor mismo de Dios animando y empujando desde dentro. Oiré palabras más "cómodas" también. Y experimentaré que, apenas sigo alguno de mis egoísmos, se produce el apagón y el sinsentido. (P.M.)
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