Ser testigos y anunciadores del Evangelio (Cf. Mc 16,15)
"El momento es apremiante": curar el alma del mundo; palpar nosotros, unidos y humildes, la Presencia de Dios, y contagiar y transmitir esa "Buena Noticia": Dios es el Amor de un Padre que vive en medio de nosotros. (P.M.)
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