Amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen (Mt 5,44)
¿Enemigo? Sí, porque no le caigo bien, o por un desaire, un pequeño desprecio... ¿Amarlo? ¿No basta con no desearle ningún mal? Si me precio de ser hijo de Dios, no basta. Pero Dios pone el 99%; pongo yo el 1, y rezo, y puedo. (P.M.)
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