Llevad los unos las cargas de los otros (Gal 6,2)
¡Bendita la hora en que descubro que ni yo ni quienes me rodean somos perfectos! Hay, sí, una "perfección", pero inspirada en una "ley nueva": el amor entre nosotros, que atrae la presencia de Dios y hace menos pesados nuestros "fardos". (P.M.)
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