Compartir nuestros bienes con quien está necesitado (Cf. Is 58, 6-7)
Haber aprendido, de modo natural, en la familia a poner todo en común, fue ya poner los cimientos de la fraternidad universal. Jamás desentenderme de que otros puedan necesitar lo que a mí me está sobrando y es superfluo. (P.M.)
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