Devolvamos la esperanza a nuestros hermanos y hermanas (Cf. Rom 4,18)
Que somos hijos todos de un solo Padre, el Único que infunde la esperanza que no defrauda. Este mundo no necesita "amos"; necesita padres que reflejen esa "paternidad superior" que baja de los cielos. Con emoción lo decimos: ¡Gracias! (P.M.)
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