Aumentar nuestra capacidad de acoger y cuidar a los demás
No se pierde tiempo, no, se gana, cuando le ponemos corazón a nuestras relaciones cotidianas. ¿De qué valen las prisas y la actividad sin un amor cuidadoso que hace nueva la vida cada día? ¿No alegramos así el corazón del Padre? (P.M.)
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