Tener la certeza de que somos amados por Dios
¿Hay algo más devastador para un niño que privarle del afecto de sus padres? Ese es el pecado que comete nuestro mundo cuando intenta "relegar a Dios lejos de sus hijos". ¿Pues no soy yo más hijo de Dios que de mis propios padres? (P.M.)
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