Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos (Jn 15,13)
Así ama Dios; así aman sus hijos. Se ve. Los hijos de Dios mayores, crecidos (padres y madres), se juegan la vida cada día por los demás. Los hijos de Dios pequeños damos cosas pequeñas. Pero solo así, dando-renunciando-, crecemos. (P.M.)
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